Las palabras
sean por quien sean leídas,
escuchadas,
oídas,
las incógnitas despejadas.
Pueden dañar.
Las pausas
sean o no adecuadas,
las bases acertadas,
las metas no alcanzadas.
Pueden dañar.
Al autor que las ve con unos ojos
y al resto que con otros.
Pueden dañar.
A quien las ignore.
No pueden dañar.
A quien dañe,
por imaginación,
por certeza,
por conocimiento o su ausencia.
Perdón.
Ha sido sin pretenderlo.
