Idiota

Nunca hemos sido capaces de criaturas imaginarias con características que exceden de nuestra comprensión humana y nuestros receptores sensoriales.
Puede que millas de civilizaciones de planetas más allá de la tierra convivan con nosotros, sin que las veamos, en otro espectro, sin que las concibamos, al mismo tiempo.
Eso que puede que sea no afecta a nuestra capacidad de comprender el mundo y ver lo que está al alcance de nuestros ojos. No se interfiere y saberlo no es relevante.
Por eso escribimos relatos de hombre lobo, de brazos de langosta, de sensación gelatinosa, y no relatos incomprensibles invisibles e insidiosos.
Porque, si al leer un relato te exclaman, "esto es un libro, no lo olvides, es ficción. Que maneje datos verosímiles, que clave las localizaciones y que refleje el razonamiento de los personajes, es para que te enfrasques".
Aunque existen las salidas de emergencia cuando escriba UNA ES ESTA
Porque que te dicen “lo que es te coje de sorpresa aunque no te coja de sorpresa” (cámbienlo en algunos países por “te sorprende aunque no te sorprenda”) vale para ti y para cualquiera.
Y te sorprende que te sorprendan. Y te propone que liberes. Y sientes que te trata por idiota cuando el único idiota es el que se emprende en esta afrenta, y no les falta razón.
Te dice el idiota que a tu ritmo, que si has seguido es que algo tiene sentido: curiosidad, obligación, compromiso, tiempo.
Te dice el idiota que si a la primera, eres idiota.
Si a la segunda eres masoca.
Si a la tercera eres de nota.
Si a la cuarta si alguien soporta.
Si haces caso a un idiota, no eres idiota.